Existen diferentes tipos de baldosas, cada una para usos y aplicaciones diferentes tanto en interiores como en exteriores. Conocer cada una de ellas, como por ejemplo sus rasgos básicos y tipo de instalación, puede marcar la diferencia en el acabado final de nuestro trabajo.
Así como cada tipo de baldosa requiere una instalación diferente, también requiere una herramienta distinta para su adecuado trabajo con el fin de garantizar un trabajo profesional y sin complicaciones antes, durante o después de la instalación.

Hoy en día, las baldosas pueden clasificarse por su acabado, es decir, sin son esmaltadas o no, o por su ubicación como por ejemplo en exteriores, interiores, pavimento o revestimiento. De igual forma, pueden clasificarse por el proceso de fabricación, ya sea prensado o extrusión, o por la capacidad de absorción de agua.
Por un lado, los azulejos, utilizados principalmente en interiores para revestimientos, cuentan con un soporte poroso de color blanco, gris o rojo y se obtienen mediante la técnica de prensado en semi-seco y con monococción o bicocción. Su superficie esmaltada cuenta con una amplia gama de colores y decoraciones, y su capacidad de absorción del agua es la más elevada.

Por su parte, las baldosas de gres, utilizadas principalmente para el recubrimiento de pavimentos, pueden ser colocadas tanto en interiores como en exteriores. Al igual que los azulejos, las baldosas de gres están formadas en su mayoría por el método de prensado en semi-seco y con monococción. Su superficie también es esmaltada, pero con varios niveles de rugosidad. Su capacidad de absorción se encuentra entre el 2 y el 10%.
El gres porcelánico, unos de los más utilizados en la actualidad, es apto tanto para el revestimiento como para el pavimento. Este tipo de cerámica permite su colocación tanto en interiores como en exteriores, ya sea en superficies horizontales o verticales. El gres porcelánico es muy resistente y su porosidad es casi nula. Gracias a su baja capacidad de absorción es un material casi impermeable y resistente a los cambios de temperatura.
Igualmente, el gres rústico, al igual que el gres porcelánico, cuenta con una porosidad baja, contribuyendo también con su impermeabilidad. Este material permite su uso tanto exterior como interior y no tiene esmalte ni motivo decorativo.
Para los azulejos, las baldosas de gres y el gres rústico se recomienda usar un cortador manual adecuado con un rodel apto para cada material. El gres porcelánico, por su parte, requiere de herramientas más profesionales para su corte.
Por otro lado, las baldosas de tierra cocida, al igual que las baldosas de gres rústico, se colocan principalmente en pavimentos residenciales. Debido a que es un material muy poroso se pueden presentar eflorescencias luego de su colocación (polvillo blanco y seco como resultado de la precipitación y cristalización de sales solubles en agua), sin embargo, se pueden evitar aplicando al adhesivo un aditivo hidrófugo y realizando una impermeabilización final. Este tipo de baldosas requieren juntas anchas de entre los 7mm y los 10 mm.
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